Los impuestos son una parte muy importante en la gestión de cualquier empresa.
Las empresas con cierta dimensión suele crear departamentos encargados exclusivamente en la gestión fiscal de la compañía.
Las empresas más pequeñas suelen contratar estas contingencias a gestorías o asesorías especializadas en esta temática.
Con independencia de lo anterior y del tamaño de la empresa, es importante que los empleados tengan una buena formación en temas de fiscalidad, sobre todo conocer la legislación fiscal que conlleva las operaciones más usuales de la empresa.
En España existen numerosas categorías o clases de impuestos, pero lo que más afectan a las empresas son el impuesto sobre sociedades, junto con el IVA.
También en menor medida el impuesto sobre la renta de las personas físicas, en el área de retenciones a los trabajadores que se aplican en las nóminas.
La formación fiscal es una formación que podemos denominar de grado superior, por lo que no es una formación barata, si bien las empresas cuentan con la posibilidad de realizar cursos bonificados.
Los cursos bonificados permiten que las empresas formen a sus trabajadores sin coste, generalmente la empresa tiene que contratar los servicios de formación, pero una vez que el trabajador finaliza el curso, la empresa recupera el coste de la formación.
La recuperación se suele hacer vía seguros sociales, es decir, la empresa se descuenta el importe que ha pagado por la formación, por lo tanto a final del ejercicio la formación es a coste cero.
Puede ver más información sobre cursos bonificados en el área fiscal y en otras materias pulsando aquí.
La operativa fiscal requiere que los trabajadores conozcan los requisitos y obligaciones fiscales que conlleva los impuestos.
Esto permite que la empresa realice los impuestos con exactitud y a hacer los pagos a tiempo.
La estructura comercial de la empresa suele determina qué impuestos se pagan y cómo hay que cumplir esta obligación, generalmente con la presentación de modelos o autoliquidaciones frente a la Autoridad Fiscal.
El impuesto de sociedades grava los ingresos generados por la compañía, generalmente se calcula sobre el beneficio obtenido, que posteriormente se le aplica una serie de ajustes, así como bonificaciones y deducciones que determinarán el pago final sobre este concepto tributario.
Es importante conocer los ajustes, bonificaciones y deducciones a los que tiene derecho cualquier compañía.
El otro impuesto que suele estar presente habitualmente en las compañías, es el IVA (Impuesto sobre el valor añadido).
Esto implica que la mayoría de las compañías tiene que registrarse para pagar y/o cobrar el impuesto sobre el valor añadido.
El IVA tiene exclusiones o tipos reducidos en algunas ventas, que incluyan productos tales como formación, alimentos, libros o medicamentos.
Además la fiscalidad es muy importante cuando las empresas realizan operaciones comerciales de carácter internacional, ya que los bienes y servicios comprados fuera tiene un tratamiento fiscal con ciertas peculiaridades.
La fiscalidad también es una oportunidad para la empresa, sobre todo las que son respetuosas con el medio ambiente, o utilizan energías renovables que conllevan un ahorro energético de las fuentes tradicionales de energía, que por regla general son bastante contaminantes.
Respecto a lo anterior, suele haber legislación específica de carácter europea, estatal o autonómico, que suelen tener importantes beneficios fiscales para las empresas. Una oportunidad para ser más competitivos en un entorno más globalizado.
En definitiva, podemos concluir que el no conocer los entresijos fiscales de nuestra compañía puede acarrearnos problemas administrativos y fiscales que pueden mermar la viabilidad de cualquier empresa.
En cambio, un conocimiento claro y ágil de la legislación fiscal de las operaciones más usuales de nuestra compañía, no solo nos permitiría ser más eficiente, sino que puede llegar a ser una ventaja competitiva, que nos diferencie de nuestra competencia.
