«Hay una fuerte demanda de los profesores» en España para participar en actividades de formación, pero éstas parecen «sin impacto», resumió Michael Davidson, el coordinador de la Encuesta Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje (TALIS) de la OCDE en la que se ha basado este estudio. El 60% de los profesores españoles encuestados se muestran insatisfechos y les gustaría tener una mayor oferta para aumentar su formación. El caso español es un «enigma» y resulta difícil explicar esos datos «misteriosos», aseguró durante la presentación del informe. Estas circunstancias hacen pensar que las actividades que se ofrecen al profesorado «no son las adecuadas», pero también denotan la «falta de feedback», es decir, de evaluación y diálogo con el centro para evaluar los logros y las necesidades, apuntó.
Bruselas ya ha insistido en estudios anteriores en la importancia de supervisar y evaluar en cada centro la eficacia de los programas educativos y la labor de los profesores, entre otras cuestiones. Una política escolar en la que se informe a los profesores sobre su rendimiento está ligada a su desarrollo profesional y al efecto percibido de este último, según defiende el Ejecutivo comunitario. Sin embargo, el proceso de evaluación español es «el menos desarrollado» de los 23 países europeos y terceros que se han estudiado, señalaron los autores del trabajo.
El 89% de los profesores de los 23 países estudiados han asistido a alguna actividad para su desarrollo profesional y más de la mitad dice que desearía que hubiera más actividades de este tipo. La principal dificultad para participar en cursos de formación es la incompatibilidad con el horario laboral, según los encuestados.