Todas las universidades han conseguido el certificado por la implantación de sistemas que, tras su evaluación, se consideran bien definidos, coherentes y apoyados por una estructura organizativa capaz de implementarlo. Esto significa definir qué personas se encargan, por ejemplo, de evaluar si los alumnos aprenden lo que tienen que aprender, dónde hay que mejorar, si hacen falta más profesores, más medios materiales o nuevas asignaturas. Además de establecer que información hacer falta recoger para evaluar todo eso y los medios para tenerlo en marcha.